Mateo 12:33-37 "La Realidad del Rechazo"
- Andy de Ganahl
- 4 oct 2024
- 10 Min. de lectura
"O haces que el Ć”rbol sea excelente y su fruto excelente, o que el Ć”rbol sea malsano y su fruto malsano; porque por el fruto se conoce el Ć”rbol. Ā”Raza de vĆboras! ĀæCómo eres capaz de decir quĆ© es el bien siendo malo? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno saca de su buen tesoro lo que es bueno, y el hombre malo saca del tesoro lo que es malo. Por eso os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, ellos darĆ”n cuenta de ella en el dĆa del juicio. Porque por tus palabras serĆ”s justificado, y por tus palabras serĆ”s condenado."
AquĆ leemos la conclusión de la respuesta de JesĆŗs a los cargos presentados contra Ćl por los fariseos (v. 24), asĆ como la duda expresada por las multitudes confundidas (v. 23). DespuĆ©s de una defensa cuidadosamente montada (vv. 25-30) y un precedente brillantemente relevante (vv. 31-32), JesĆŗs estĆ” listo para concluir sus declaraciones. Sin embargo, este no es un ejemplo de que la defensa descansa. JesĆŗs le da la vuelta a la tortilla al llevar a juicio a sus acusadores. JesĆŗs pasa aquĆ de la defensa a la acusación y en tres rĆ”pidos pasos presenta una acusación contra aquellos que lo acusan y dudan de Ćl. A diferencia de los cargos presentados contra Ćl, el cargo de JesĆŗs es (1) objetivamente consistente, (2) observa la evidencia en su contexto y (3) pronuncia un veredicto que la evidencia exige.
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JesĆŗs exige una norma objetiva (v. 33)
"O haces que el Ɣrbol sea excelente y su fruto excelente, o que el Ɣrbol sea malsano y su fruto malsano; porque por el fruto se conoce el Ɣrbol."
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Mientras todavĆa estĆ” dentro del contexto de la respuesta de JesĆŗs, este versĆculo comienza un nuevo pĆ”rrafo y, por lo tanto, un nuevo pensamiento que consta de dos partes. La primera clĆ”usula consiste en una declaración de uno u otro (ἤ....ἤ), mientras que la segunda contiene una breve explicación. Este versĆculo funciona como un resumen y una aplicación de la defensa de JesĆŗs dirigida de tal manera que se convierta en una especie de reprensión.
Esta imagen metafórica es una reminiscencia de 7:15-20, la conclusión de JesĆŗs al SM. AllĆ, JesĆŗs advirtió sobre los falsos profetas y que sus frutos los identificarĆan. AquĆ, JesĆŗs da un mandamiento para hacer que el Ć”rbol sea bueno o malo para Ć©l, pero la verdad de que el Ć”rbol se identifica o se conoce por su fruto sigue siendo la misma. La cuestión aquĆ no es la identificación, sino la coherencia. El Ć”rbol en cuestión es JesĆŗs mismo y el fruto especĆfico en cuestión es el reciente exorcismo del hombre sordomudo en el versĆculo 22. Nadie pone en duda que el "fruto" de JesĆŗs es bueno y, sin embargo, hay una gran inconsistencia con respecto a JesĆŗs mismo. Para condenar a JesĆŗs, tambiĆ©n hay que condenar Su fruto (lo que viene de Ćl, Sus palabras y obras). Para alabar a JesĆŗs, tambiĆ©n hay que alabar su fruto. La calidad de la fruta no se puede separar de la calidad del Ć”rbol. Por lo tanto, el mandamiento de hacerĀ es un mandamiento para que las multitudes y los fariseos pongan su estimación de JesĆŗs (el Ć”rbol) en conformidad con la calidad de Sus palabras y obras (el fruto del Ć”rbol).
Con respecto a este comando, las multitudes solo tienen dos opciones. (1) Tanto JesĆŗs como Su obra son buenos o excelentesĀ (καλĻĻ). El adjetivo describe la cualidad inherente de algo en el mĆ”s alto grado. Con respecto a la apariencia, es hermoso. Abordar la moralidad, es bueno. Cuando se habla de propósito o utilidad, es ĆŗtilĀ y beneficioso. La calidad del Ć”rbol coincide con la calidad de la fruta. (2) Tanto JesĆŗs como Su obra son malsanosĀ (ĻαĻĻĻĻ). Este adjetivo es una verdadera antĆtesis de καλĻĻ en el sentido de que describe la peor calidad (poco valor, no bueno, malo) hasta el punto de ser daƱino (podrido, malsano, venenoso). La calidad del Ć”rbol coincide con la calidad de la fruta.
Uno podrĆa preguntarse por quĆ© JesĆŗs no incluyó esta declaración antes en su defensa. Esto parece encajar muy bien con el versĆculo 27 y el argumento sobre la falta de consistencia de los fariseos. Pero esta afirmación va mucho mĆ”s allĆ” de una simple demostración de inconsistencia, ya que se reduce a una reprimenda mordaz. El punto es este: Al no presentar una acusación contra el "fruto" de JesĆŗs, y de hecho poner excusas de por quĆ© el fruto de JesĆŗs es bueno, admiten implĆcitamente que JesĆŗs mismo es bueno. Por lo tanto, acusan a sabiendas a uno que es bueno. Uno podrĆa ser tan audaz como para llamar a esta fruta "malsana", indicando un Ć”rbol "malsano". Esta norma no es mera retórica, sino que sirve como el trampolĆn perfecto hacia la acusación de JesĆŗs contra ellos.
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JesĆŗs nivela y apoya su cargo (vv. 34-35)
La acusación en sĆ misma se presenta en las dos primeras declaraciones del versĆculo 34, mientras que el resto del versĆculo, junto con el versĆculo 35, presenta la evidencia de JesĆŗs para fundamentar su acusación. La acusación en sĆ misma es una reminiscencia de la acusación de Juan contra algunas de las mismas personas (3:7) con la misma fuerza. En resumen, los fariseos son objetivamente culpables de lo que acusan a JesĆŗs.
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La acusación (vers. 34ab)
"Ā”Raza de vĆboras! ĀæCómo eres capaz de decir quĆ© es el bien siendo malo?"
La acusación de JesĆŗs contra los fariseos se presenta en las dos primeras palabras del versĆculo 4: Ā” raza de vĆboras!Ā Literalmente, JesĆŗs se dirige a los fariseos como a los hijos de las serpientes (γεννήμαĻα į¼ĻιΓνῶν). Este no es un ataque ad hominem en el que JesĆŗs simplemente estĆ” insultando. Tampoco JesĆŗs estĆ” haciendo un comentario oblicuo o metafórico con respecto a los fariseos como hombres astutos y peligrosos. Esta expresión vocativa identifica enfĆ”ticamente a los fariseos segĆŗn su parentesco. Es decir, JesĆŗs los llama hijos de SatanĆ”s. Como miembros de la raza de una serpiente, JesĆŗs los identifica con la serpiente de la antigüedad, el diablo y el mismo SatanĆ”s.
Una vez mÔs, esto no es un insulto (ataque malicioso al propio carÔcter) sino una acusación objetiva a la luz de los hechos. Aunque las pruebas que sustenten esta acusación llegarÔn a su debido tiempo, Jesús asume la verdad de esta afirmación en el presente cuando hace la pregunta retórica: ¿cómo puedes hablar lo que es bueno, siendo malo?
El vocabulario ha cambiado de lo que es excelente (καλĻĻ) y malsano (ĻαĻĻĻĻ) a lo que es bueno (į¼Ī³Ī±ĪøĻĻ) y malo (ĻονηĻĻĻ). En muchos aspectos, καλĻĻ (excelente) y į¼Ī³Ī±ĪøĻĻ (bueno) son sinónimos. Sin embargo, cuando se usa en el mismo contexto, καλĻĻ se usa para lo que es inherente y completamente bueno, excelente, de beneficio, mientras que į¼Ī³Ī±ĪøĻĻ describe una cualidad mĆ”s general de bondad. El punto es que JesĆŗs habla de una bondad general y afirma que los fariseos son incapaces de eso. Existe una relación similar entre el Ć”rbol/fruto malsano (ĻαĻĻĻĻ) y lo que JesĆŗs afirma aquĆ como la naturaleza malvada (ĻονηĻĻĻ) de los fariseos. "Mal" es una descripción mucho mĆ”s fuerte de la naturaleza de los fariseos, porque JesĆŗs no dice que hagan el mal o que piensenĀ mal, sino que son malos (ĻονηĻĪæį½¶ į½Ī½ĻεĻ).
La cuestión se enmarca en el Ômbito de la habilidad. Debido a que son malos, Jesús afirma que no pueden hablar lo que es bueno. No es de extrañar que nieguen el mesianismo de Jesús, rechacen la validez de sus milagros y hagan caso omiso de la exégesis directa de sus enseñanzas. Como hijos de SatanÔs, son malos hasta la médula y, por lo tanto, son incapaces de hablar lo que es bueno. Uno solo puede preguntarse por lo que Mateo no registró. ¿Cómo les sentó a los asistentes cuando Jesús llamó a los jefes espirituales y religiosos de Israel siervos e hijos de SatanÔs? Aunque ciertamente es preciso, nuestro Señor ve la necesidad de respaldar esta impactante afirmación con una montaña de evidencia.
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La evidencia (vv. 34c-35)
"Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno saca de su buen tesoro lo que es bueno, y el hombre malo saca del tesoro lo que es malo".
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La Ćŗltima lĆnea del versĆculo 34 presenta una explicación en forma de información adicional. La idea de abundanciaĀ (ĻεĻĪÆĻĻĪµĻ Ī¼Ī±) es la que se llena hasta desbordarse. Lo que llena el depósito del corazón a rebosar (la alegrĆa, el amor, la paz, la paciencia, la bondad o la maldad, la malicia, la calumnia, la amargura, etc.) fluye por el vertedero de la boca. Si bien esto parece una broma valiosa y concisa, es necesario aplicarla al contexto inmediato. JesĆŗs acaba de concluir la construcción de su precedente de lo que no serĆ” perdonado en función de quiĆ©nes y quĆ© son las personas (vv. 31b, 32b). Que los fariseos blasfemaran contra el EspĆritu Santo indica lo que llena su corazón (es decir, la blasfemia). De este modo, la acusación de JesĆŗs adquiere sustancia. Este concepto se lleva un paso mĆ”s allĆ” con la siguiente imagen del hombre y sus tesoros.
JesĆŗs no solo regresa a la dicotomĆa bueno/malo, sino que la casa con su declaración inicial con respecto a los Ć”rboles y la fruta a travĆ©s de la declaración que acaba de hacer con respecto al corazón. La lógica funciona asĆ: (1) el hombre bueno es bueno porque su tesoro es bueno. (2) Saca lo que es bueno porque en eso consiste su tesoro. (3) El hecho de que saque a relucir lo que es bueno lo marca como un buen hombre.
La idea de "tesoro" (ĪøĪ·ĻĪ±Ļ ĻĻĻ) no es tanto un tesoro valioso como indica el depósito donde se guardan las cosas preciosas o valiosas. El corazón es el lugar donde un hombre guarda lo que es valioso para Ć©l y, a medida que se presenta la ocasión, saca cosas de ese depósito para dĆ”rselas a los demĆ”s. El hombre bueno trae cosas buenas para otorgar a los demĆ”s. El hombre malvado saca cosas malas para estorbar, acusar y agobiar a los demĆ”s.
El lenguaje que usa JesĆŗs es muy interesante. El tĆ©rmino traducido como "sacar" (į¼ĪŗĪ²Ī¬Ī»Ī»Ļ) es mĆ”s literalmente "arrojar/echar fuera", mĆ”s recientemente usado repetidamente para describir la expulsión de demonios por parte de JesĆŗs (12:24, 26, 27, 28). JesĆŗs, siempre tan sutilmente, seƱala hacia atrĆ”s a Su expulsión de demonios por el EspĆritu Santo y aquĆ lo etiqueta como parte de Su "buen" tesoro. Mientras tanto, los fariseos no tienen nada que expulsarĀ excepto su blasfemia. Las pruebas estĆ”n ahĆ. Se ha demostrado que las acusaciones de JesĆŗs de que los fariseos actĆŗan en nombre de SatanĆ”s como sus hijos espirituales son correctas. Lo Ćŗnico que queda es pronunciar un veredicto y una sentencia.
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JesĆŗs presenta su veredicto (vv. 36-37)
La siguiente declaración de JesĆŗs es directa, directa y autoritaria. Cada vez que JesĆŗs se toma el tiempo para introducir una declaración con "A ti te digo" (Ī»ĪĪ³Ļ į½Ī¼įæĪ½ ā 5:18, 22, 26, 28, 32, 34, 39, 44; 6:2, , 5, 16, 25, 29; 8:10, 11; 10:15, 23, 27, 42; 11:9, 11, 22, 24; 12:6), uno harĆa bien en sentarse y tomar nota. Esta afirmación no es adversiva (pero, sin embargo, sin embargo) en el sentido de que Γὲ simplemente presenta un pensamiento adicional de un tipo diferente. Debido a que la evidencia de JesĆŗs exige un veredicto de culpabilidad, la Ćŗnica defensa posible de la parte culpable es buscar algĆŗn tipo de excusa. AquĆ, JesĆŗs primero los interrumpe de cualquier excusa antes de pronunciar una sentencia final.
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Advertencia de la contabilidad futura (v. 36)
"Por eso os digo que de toda palabra ociosa que los hombres hablen, darĆ”n cuenta de ella en el dĆa del juicio."
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El "tĆŗ" es plural (į½Ī¼įæĪ½) cuando JesĆŗs se dirige a la mezcla de escĆ©pticos y blasfemos. Los tiempos verbales son futuros (λαλήĻĪæĻ Ļιν ā hablarĆ”n, į¼ĻοΓĻĻĪæĻ Ļιν ā pagarĆ”n/darĆ”n cuenta) y predictivos. Esta es una declaración general por la cual JesĆŗs informa a su audiencia de cómo es el juicio escatológico final. Todos los hombres darĆ”n cuenta de cada palabra ociosa y frĆvola que hayan pronunciado. El punto es este: los fariseos no pueden pedir perdón alegando que solo hablaron ociosamente o en broma. DarĆ”n cuenta de su blasfemia contra el EspĆritu Santo, asĆ como todos los hombres dan cuenta de las palabras que brotan del corazón y de la boca.
El sentido de unaĀ palabra ociosaĀ (į¼ĻγĻĻ) es interesante, ya que el adjetivo es literalmente una descripción de alguien que no trabaja. Por lo tanto, lo mejor que podemos decir sobre esta Ā palabra ociosaĀ es que no logra nada y, por lo tanto, no vale nada. Como tal, no puede ser considerado excelente (καλĻĻ) o incluso buenoĀ (į¼Ī³Ī±ĪøĻĻ). Incluso si los fariseos afirman que hablaron en vanidad, todavĆa darĆ”n cuenta de sus blasfemias. Ociosas o no, sus palabras aĆŗn revelan el corazón.
Puede ser mejor considerar lo que JesĆŗs dice y lo que JesĆŗs no dice en este punto. Debido a que las personas han sido entrenadas para aplicar el texto directamente a sĆ mismas y a los demĆ”s (principalmente a los demĆ”s) antes de hacer cualquier intento de comprender el significado previsto por el autor, este texto se usa normalmente para abogar por que uno cese y desista de todas las bromas ligeras e ineficaces y en todos los sentidos permanezca callado a menos que sea necesario decir algo profundo y de peso. Esto no es una prohibición contra la conversación ligera, porque incluso las bromas comunes, si son sinceras, pueden animar, consolar y beneficiar a otros. Esta declaración simplemente recalca el punto de que incluso la mĆ”s pequeƱa de las declaraciones no escaparĆ” a la contabilidad final. Afirmar que "solo estaba bromeando" no serĆ” suficiente en el Ćŗltimo dĆa del juicio.
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Advertencia de la contabilidad personal (vers. 37)
"Porque por vuestras palabras serƩis justificados, y por vuestras palabras serƩis condenados."
La gramĆ”tica es mĆ”s esclarecedora cuando notamos que en el lapso de dos versĆculos JesĆŗs comienza con el segundo plural (les digo a todos), pasa al tercer plural (hablarĆ”n,Ā darĆ”n cuenta), solo para llegar aquĆ con el segundo singular (sus palabras, usted serĆ” justificado/condenado). Es como si JesĆŗs comenzara con las multitudes en su conjunto, se volviera para hablar en general, pero luego se volviera hacia cada individuo dentro de esa multitud y les hablara directamente. Cada persona oye estas palabras comunicadas a su persona, sin dejarle ninguna multitud en la que esconderse.
JesĆŗs no sugiere que una persona se gana su justificación o condenación a travĆ©s de las obras (en este caso, las palabras), sino que uno es justificado o condenado por quiĆ©n o quĆ© es. Este concepto ha sido el punto central desde el precedente de JesĆŗs de quiĆ©n no serĆ” perdonado en los versĆculos 31-32. El que habla mal es malo, como lo demuestra su corazón rebosante. El que habla lo que es bueno, es bueno por la misma razón. Por lo tanto, lo que la gente dice realmente importa, ya que nuestras palabras revelan quiĆ©nes somos realmente. En este sentido, ningĆŗn hombre habla fuera de carĆ”cter.
El punto que JesĆŗs estĆ” recalcando es mĆ”s especĆfico a Su situación y contexto presentes. A pesar de que los fariseos, los testaferros de la piedad y la religión de Israel, acusan a JesĆŗs de hechicerĆa, impiedad y blasfemia, JesĆŗs demuestra (1) que es inocente de todos los cargos y (2) sus acusadores son objetivamente culpables de todos estos mismos cargos. La simiente de la serpiente continĆŗa acosando a la Simiente de la mujer. Sin embargo, darĆ”n cuenta y serĆ”n condenados. Al final, serĆ”n aplastados mientras que JesĆŗs serĆ” vindicado. A la luz de esto, es imposible pasar por alto el punto de Mateo. Para los creyentes israelitas a mediados de los aƱos 30, ya es hora de separarse de la simiente de la serpiente y seguir solo a LA Simiente.
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